El sábado pasado, el Congreso Provincial del Partido Justicialista (PJ) de Neuquén, celebrado en Zapala, evidenció una fractura interna que amenaza con profundizar la crisis del peronismo en la provincia. La sesión, que tenía como objetivo principal definir la estrategia electoral para las legislativas nacionales de octubre, terminó en un escándalo con acusaciones de ilegitimidad y posibles impugnaciones judiciales.
La diputada nacional Tanya Bertoldi, alineada con el gobernador Rolando Figueroa, denunció que el sector liderado por Darío Martínez y Oscar Parrilli aprobó una moción para conformar un frente electoral sin contar con los dos tercios de los votos requeridos por la Carta Orgánica del partido. “Los 31 congresales que quedaron armaron como un nuevo Congreso sin tener quórum, que es la mitad más uno, ni haber vuelto a hacer una convocatoria, por lo que es ilegal e ilegítimo”, afirmó Bertoldi.
Por su parte, el sector conducido por Martínez y Parrilli sostuvo que la moción fue válida y acusó al grupo de Figueroa de intentar “colonizar al justicialismo”. “Ganó el peronismo neuquino y perdió Figueroa que mandó a sus funcionarios a tratar de colonizar al justicialismo”, expresaron en un comunicado.
La controversia se intensificó cuando, tras la retirada de la oposición, el sector oficialista continuó sesionando y aprobó un documento político crítico hacia las políticas del presidente Javier Milei y del gobernador Figueroa, además de votar la expulsión del partido de los peronistas que participaron en las listas de Figueroa y la suspensión de afiliaciones y cargos partidarios para quienes ocupen cargos en el Ejecutivo provincial a partir del 1 de junio.
La jueza federal con competencia electoral, Carolina Pandolfi, había intimado previamente al PJ neuquino a regularizar su situación interna, señalando el vencimiento de los mandatos partidarios. La falta de consenso y las disputas internas podrían derivar en una intervención judicial del partido, como ya ocurrió en otras provincias como Salta, Jujuy y Misiones.
Este conflicto interno refleja una crisis más profunda en el peronismo neuquino, que busca redefinir su identidad y estrategia en un contexto político provincial dominado por nuevas fuerzas y liderazgos. La falta de unidad y las disputas internas podrían debilitar aún más al PJ de cara a las próximas elecciones legislativas.
Desde Neuquén, observamos con preocupación cómo estas divisiones internas pueden afectar la representación y la eficacia del peronismo en la provincia, en un momento en que la unidad y la coherencia son más necesarias que nunca para enfrentar los desafíos políticos y sociales actuales.