La crisis energética en Ecuador debido a la peor sequía de los últimos 61 años llevó al Gobierno a anunciar cortes programados de electricidad a nivel nacional, para mitigar el impacto en el sistema eléctrico. Los apagones se realizarán entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, afectando a todo el país entre el 23 y el 26 de septiembre, con el objetivo de reducir la presión sobre la red sin interrumpir las actividades productivas diurnas.
El impacto económico de esta crisis energética es significativo. Según la Cámara de Comercio de Guayaquil, el país pierde aproximadamente 12 millones de dólares por cada hora de apagón. A diferencia de racionamientos anteriores, los cortes afectarán a todo Ecuador de manera simultánea y se concentrarán en las horas nocturnas, lo que busca minimizar el efecto en la jornada laboral y el desarrollo económico.
El Gobierno ecuatoriano señaló que la sequía está afectando gravemente los embalses de varias hidroeléctricas, que constituyen la principal fuente de suministro eléctrico del país. En este contexto de crisis energética, se ha decidido implementar el teletrabajo en el sector público durante los días 19, 20, 26 y 27 de septiembre, con el fin de reducir la demanda energética en las horas pico.
La crisis energética se profundizó el pasado 18 de septiembre, cuando se decretó un apagón general por mantenimiento preventivo en el sistema de transmisión de energía. Este racionamiento, acompañado de un toque de queda, refleja el estado de emergencia que vive el país no solo por la crisis energética, sino también por la inseguridad, agravada por la violencia del crimen organizado.
En respuesta a la crisis energética, el Gobierno ha tomado medidas extraordinarias, como el control militar del embalse de Mazar, una infraestructura crítica para el suministro eléctrico nacional. La sequía ha reducido drásticamente los niveles de agua en este embalse, lo que ha comprometido la capacidad de generación de tres hidroeléctricas que dependen del río Paute. Este complejo es responsable de una gran parte de la producción eléctrica del país, lo que subraya la gravedad de la situación.
Ecuador ya había enfrentado apagones a finales de 2023, cuando la crisis energética comenzó a manifestarse a causa de la sequía. En abril de 2024, el sector eléctrico fue declarado en emergencia, y los racionamientos de hasta 13 horas diarias afectaron gravemente al país. En junio, las lluvias generaron sedimentos que pusieron en riesgo la operación del embalse de Mazar, lo que obligó a nuevos cortes de electricidad.
Para mitigar la crisis energética, el Gobierno alquiló una planta eléctrica flotante, que aporta unos 100 megavatios al sistema, y ha intensificado las importaciones de electricidad desde Colombia. A pesar de estos esfuerzos, Ecuador enfrenta un déficit energético de alrededor de 1.000 megavatios, una cifra que evidencia la magnitud de la crisis.