El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a las 7.35 (hora italiana) en la Casa Santa Marta, su residencia en el Vaticano. El anuncio fue realizado por el camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrell, mediante un videomensaje difundido por los canales oficiales de la Santa Sede. Tenía 87 años. Su pontificado, iniciado en marzo de 2013, estuvo profundamente marcado por una firme defensa del ambiente y una crítica sostenida al uso de combustibles fósiles.
Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, fue el primer papa proveniente de América Latina. Eligió el nombre Francisco en referencia al santo de Asís, símbolo del cuidado de la creación. Su encíclica Laudato Si’, publicada en 2015, se convirtió en uno de los documentos más influyentes del pensamiento ambiental contemporáneo. En ella reclamó un “cambio profundo en los estilos de vida, los modelos de producción y consumo, y las estructuras consolidadas de poder”.
El texto planteó una crítica directa a los modelos energéticos basados en petróleo, gas y carbón. “La tecnología basada en combustibles fósiles, muy contaminante, debe ser reemplazada progresivamente sin demora”, escribió Francisco. Desde entonces, la Santa Sede promovió una transición energética justa y rápida, apelando a la responsabilidad de los Estados, las empresas y los ciudadanos.
En sus mensajes más recientes, como el emitido para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación en septiembre de 2023, Francisco sostuvo que “el mundo debe abandonar de forma rápida los combustibles fósiles y poner fin a esta insensata guerra contra la creación”. En ese mismo mensaje, expresó su esperanza de que la COP28, celebrada en Dubái, impulsara “una transición rápida y equitativa para poner fin a la era de los combustibles fósiles”.
El Papa también fue crítico de prácticas como el fracking, asociándolas con el deterioro ambiental y el impacto en las comunidades locales. En diferentes intervenciones, alertó sobre los efectos negativos de la extracción intensiva de hidrocarburos, vinculándolos con sequías, inundaciones, pérdida de biodiversidad y desplazamientos forzados. “No se puede pretender que quien destruye la naturaleza se mantenga impune”, afirmó en una audiencia en 2022.
En relación con la región de Vaca Muerta, si bien no se refirió directamente al yacimiento, sus declaraciones sobre el fracking y la dependencia del gas no convencional fueron interpretadas como una crítica a este modelo extractivo. En el Vaticano se recibieron en varias oportunidades informes de organizaciones sociales y eclesiales vinculadas a territorios impactados por la explotación hidrocarburífera.
Francisco impulsó un enfoque interdisciplinario para enfrentar la crisis climática. Durante su pontificado convocó a científicos, representantes religiosos y líderes de distintas regiones del mundo a participar en seminarios y conferencias en la Santa Sede. En esas instancias, promovió el diálogo entre la fe y la ciencia como herramienta para impulsar políticas públicas sostenibles.
El legado ambiental del Papa Francisco se consolidó como una de las líneas más definidas de su pontificado. Con sus documentos, gestos y llamados a la acción, instaló el cuidado de la casa común como parte central del mensaje de la Iglesia. Su muerte marca el cierre de una etapa en la que el compromiso climático se integró al magisterio católico con una fuerza inédita.