Brasil atraviesa una ola de calor extremo que amenaza con romper récords históricos, especialmente en la región de Río de Janeiro. Según el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet), el lunes 19 de febrero la temperatura en la ciudad podría alcanzar los 40°C, y con una humedad de hasta el 80%, la sensación térmica podría superar los 60°C, alcanzando los 62,7°, una de las más altas registradas en la historia reciente de la ciudad.
Este récord de sensación térmica de 62,7°C sería el más alto desde el 18 de marzo de 2024, cuando en el barrio de Guaratiba se alcanzó una cifra de 62,3°C. Sin embargo, los expertos han advertido que incluso con una temperatura más baja y una humedad del 50%, la sensación térmica podría superar los 51°C.
El pronóstico para los próximos días no es alentador. Se espera que el clima extremadamente caluroso continúe durante toda la semana, con temperaturas medias de 36°C y sensaciones térmicas superiores a los 50°C, en promedio. Además, las previsiones señalan que no habrá lluvias hasta, al menos, el 21 de febrero. Las principales zonas en alerta por este calor extremo incluyen Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Minas Gerais, Bahía, Pernambuco y Piauí.
Suspensión de clases en Río Grande do Sul
Ante las altas temperaturas, las autoridades de Río Grande do Sul han decidido suspender las clases en las 2.320 escuelas de la red estatal debido a la falta de infraestructura para lidiar con el calor en las aulas. Según el comunicado de la Secretaría de Educación, la decisión fue tomada en cumplimiento de una resolución del Tribunal de Justicia del Estado, y fue celebrada por los docentes debido a la falta de ventilación adecuada y agua suficiente para el personal y los alumnos.
Causas del calor extremo en Río de Janeiro
Este clima extremo en Río de Janeiro no se debe a un solo factor. Wallace Menezes, profesor de meteorología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), explicó que la ciudad se comporta como una “isla de calor urbana”, donde el asfalto, las emisiones de vehículos, las industrias y los edificios actúan como un invernadero, acumulando calor.
Además, el relieve de la ciudad, rodeada por montañas y con terrenos bajos, favorece la concentración del calor. Según Menezes, este tipo de clima se ve intensificado por un anticiclón, que comprime el aire hacia abajo, calienta y seca el ambiente, impidiendo la formación de nubes. Este fenómeno se mantiene durante el día debido a la radiación solar.
Otro factor que contribuye al agobiante calor es el océano Atlántico, cuyas aguas presentan temperaturas más altas de lo normal. Esto no genera una brisa fresca, sino una corriente cálida que contribuye a la elevación de las temperaturas.
Tendencia de sequía prolongada
En cuanto a la falta de lluvias, la investigadora Ana Paula Cunha, del Centro Nacional de Monitoramiento e Alertas de Desastres Naturais (Cemaden), destacó que Río de Janeiro está atravesando una temporada de sequía. Entre el 1 de enero y el 10 de febrero, casi la mitad de la ciudad registró precipitaciones por debajo del 40% de lo habitual. Durante el periodo entre el 1 de noviembre y el 10 de febrero, Río vivió 71 días sin lluvias. Cunha señaló que las precipitaciones, cuando se presentaron, fueron muy concentradas, lo que aumenta el riesgo de catástrofes por exceso de agua.
El pronóstico es alarmante, ya que la falta de lluvias y las altas temperaturas no parecen dar tregua a la región, lo que pone en peligro la salud pública y agrava las condiciones de vida de los habitantes.