General Martín Miguel de Güemes, cuyo legado es un pilar fundamental en la gestación de nuestra independencia nacional. El 17 de junio se erige como una jornada sagrada, un feriado nacional que invita a la reflexión sobre la valentía y el sacrificio de quienes forjaron la libertad de nuestra patria.
Nacido en Salta el 8 de febrero de 1785, Güemes fue mucho más que un hombre de armas: fue el custodio del norte argentino, un líder visionario que supo amalgamar el espíritu gaucho con el ardor patriótico. Al mando de sus célebres Infernales, un escuadrón de gauchos indómitos, sostuvo con heroísmo la defensa de nuestras fronteras contra las fuerzas realistas que amenazaban con sofocar el anhelo emancipador.
Su vida, breve en años pero inmensa en hechos, estuvo marcada por el compromiso inquebrantable con la libertad. Desde su temprana juventud en el Regimiento de Infantería hasta su destacada actuación en las Invasiones Inglesas y la campaña en el Alto Perú, Güemes desplegó una conducta ejemplar que le ganó el respeto y la admiración de compatriotas y enemigos por igual. Su nombramiento como primer gobernador de Salta en 1815 consolidó su papel como estratega y protector de la región norteña, baluarte esencial para el triunfo definitivo de la independencia.
El 7 de junio de 1821, en un acto de traición, fue herido mortalmente en una emboscada, y el 17 de junio expiró su vida, pero no su espíritu. Sus últimas palabras, cargadas de amor por la patria y determinación, continúan inspirando a generaciones enteras.
Reconocido oficialmente como Héroe Nacional y Numen Tutelar de la Gendarmería, el General Güemes representa la vigencia de los valores de coraje, lealtad y sacrificio que constituyen la esencia misma de la nación argentina.







