El funeral del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, marcó un emotivo adiós con la presencia de más de 400.000 fieles en la Plaza de San Pedro, Roma. La ceremonia, que contó con la participación de 50 jefes de Estado y 10 monarcas, celebró el legado de Francisco, un Papa conocido por su enfoque en la inclusión social y la justicia.
El féretro recorrió seis kilómetros en un papamóvil abierto, un símbolo del viaje espiritual del Papa, hasta llegar a la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue inhumado. Este es el primer pontífice en ser enterrado fuera del Vaticano desde León XIII, en 1903. La ceremonia íntima fue presidida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, con la presencia de familiares y amigos cercanos.
A partir de este domingo, la tumba de Francisco estará abierta al público en la Basílica de Santa María la Mayor, donde miles de fieles continuarán visitando el lugar, en medio de estrictas medidas de seguridad. Además, los cardenales comenzaron a rendir homenaje privado al Papa, en lo que es el preludio al cónclave para elegir a su sucesor.
Un legado de inclusión y justicia social
El legado de Francisco fue conmemorado no solo en el Vaticano, sino también en Argentina y en diversas partes del mundo. En Buenos Aires, el club San Lorenzo, del que Francisco es hincha, le rindió homenaje durante un partido contra Rosario Central, vistiendo camisetas especiales en su honor.
La ceremonia concluyó con el inicio del “novendiale”, el periodo de nueve días de duelo y oración, antes de la elección del nuevo Papa. La transición hacia el cónclave marca una etapa clave para la Iglesia, con el futuro pontificado cargado de expectativas sobre si se continuará con el legado reformista de Francisco o se tomará un camino más conservador.
Durante el funeral, se destacaron los invitados especiales de Cáritas del Vaticano y la Comunidad de Sant’Egidio, incluidos migrantes, personas trans, pobres y reclusos, quienes esperaron el paso del cortejo fúnebre con rosas en las manos, representando los valores de compasión y justicia que definieron el pontificado de Francisco.