Al otro día del cruento y solitario ataque terrorista en Niza, surgió un golpe de Estado en Turquía, país en donde juegan y se mezclan ausencias de libertades con movidas terroristas de expansión y presión hacia adentro y afuera.
Un grupo de militares dijo este viernes haber tomado el control de Turquía en un comunicado leído en TRT, la televisión pública, poco rato antes de que se cortara la transmisión, junto con las redes sociales Facebook y Twitter, que fueron inmediatamente bloqueadas. Los golpistas cerraron puentes en Estambul y sobrevolaron Ankara, la capital, en donde se comenzaron a registrar enfrentamientos.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan animó a la población en CCN Türk, a través de Facetime, a tomar las calles y las plazas para dar una respuesta a este intento de sublevación. Erdogan dijo que no creer que los golpistas pudieran tener éxito.
Rusia llamó a evitar un derramamiento de sangre y a solucionar los problemas en el marco constitucional. El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, aseguró también estar enterado y dijo esperar “paz y estabilidad”.
Nada de esto parecía posible en las últimas horas en Turquía.